¡ BUENAS GRASAS !
( Parte 2 )
Nº 4. ABRIL / 2013.
En el artículo anterior lleve a cabo un resumen, - más general que deportivo - , de los tipos de lípidos existentes, de las funciones de los mismos y de la importancia de la alimentación lipídica desde el punto de vista cualitativo.
En este artículo me centraré en los peligros de una alimentación incorrecta desde el punto de vista lipídico tanto cuantitativa como cualitativamente.
DESDE EL PUNTO DE VISTA CUANTITATIVO:
El aporte energético de los lípidos debe suponer en torno al 30% de la energía TOTAL diaria ingerida, - y recordad del mes anterior, la relación que se debe guardar entre los distintos tipos de ácidos grasos - , así pues, si el consumo calórico procedente de los lípidos está por debajo de las necesidades personales pueden aparecer toda una serie de disfunciones, a saber:
() Extremidades frías.
() Hipovitaminosis con todos los peligros que este estado acarrea.
() Daño por radicales libres y envejecimiento prematuro.
() Entumecimiento muscular postejercicio físico.
() Baja energía, fatiga y prolongado tiempo de recuperación entre sesiones deportivas.
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() En mujeres, menciono entre otras:
- Pérdida de minerales y por lo tanto de masa ósea, que se traduce con el paso del tiempo en ostepenia e incluso osteoporosis.
- Fractura por estrés.
- Atención sexual disminuida.
- Pérdida de fuerza y mayor tiempo de recuperación entre sesiones de entrenamiento.
- Estados depresivos.
1.- Carburante del ejercicio físico: La mayor contribución de las grasas durante la actividad deportiva se produce cuando el tiempo de entrenamiento se prolonga y la intensidad de la misma es baja, por lo tanto, cuando mayor concentración de moléculas de triglicéridos ( acilglicéridos ) intramusculares dispongamos mayor rendimiento deportivo obtendremos. Nótese que he mencionado triglicéridos intramusculares no triglicéridos del tejido adiposo de la hipodermis.
2.- Reserva: Este punto tiene que ver con el anterior, en este caso, se trata del tejido graso del panículo adiposo de la piel. En la mayoría de las disciplinas deportivas, - exceptuando algunas - , el grosor incrementado de la hipodermis produce un lastre que debemos descargar, por lo que se deduce que, cuando más delgada sea la capa de grasa, - sin llegar a bajar por debajo del nivel crítico ( este comentario será igualmente válido para el resto de los puntos sucesivos relacionados ) - , mayor ventaja tendrá el competidor, sobre todos en las disciplinas en las cuales la masa corporal sea determinante.
3.- Aislamiento térmico: Igualmente, en la mayor parte de los deportes, exceptuando los relacionados con el agua, esta capa de grasa puede suponer un inconveniente. De hecho, en la mayoría de los casos, un exceso de la misma supone un riesgo en cuanto a la regulación de la temperatura. Un grosor importante puede dificultar el proceso termorregulatorio, por lo que es sabido, que si la temperatura sube por encima de cierto valor, la energía se desvía hacia otros menesteres y el rendimiento decae.
4.- Defensa y protección: La grasa que rodea a los órganos vitales ( Corazón, cerebro, bazo, pulmones, etc. ) supone el 4% del contenido graso total del cuerpo y es prácticamente imposible reducir su tanto por ciento, incluso en largos periodos de ayuno. Salvo en ciertos deportes que proporciona cojín frente a los impactos, en el resto de las actividades físicas, un almacenamiento excesivo puede suponer un peso inútil. Esta grasa se denomina visceral.
5.- Estructural: Los fosfolípidos y el colesterol forman parte de las membranas plasmáticas de todas y cada unas de las células que constituyen nuestro sistema viviente, por lo tanto, un aporte adecuado es fundamental para mantener la integridad celular.
Un predominio de la serie O-6, cuyo líder es el ácido araquidónico, puede contribuir a toda una serie de efectos indeseables, a saber:
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- Alergias.
- Trastornos de la piel.
- Depresión del sistema inmune.
- Agregación plaquetaria.
- Inflamación y dolor.
- Tensión arterial elevada.
- Vasoconstricción arterial.
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- Promueve una adaptación al ejercicio físico.
- Favorecer la reparación muscular.
- Mejora la función cerebral.
En resumen, por todo lo visto anteriormente podemos considerar a las grasas tan importantes como a las proteínas o a los glúcidos, no las consideréis como el malo de la película, ya que un óptimo diseño alimentario en su administración desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo pueden obrar maravillas para conseguir unas buenas exigencias deportivas.
SANTIAGO MORALES
NUTRICIONISTA Y DIETOTERAPEUTA